A.
OBJETIVOS
- Conocer
muy bien los tres actos necesarios para hacer una buena confesión.
- Aprender
a confesarse bien.
- Tener en cuenta
el sacramento de la Penitencia y acudir a él con frecuencia.
- Facilitarles
el examen de conciencia, para que se preparen bien; se les puede ayudar en
algunos mandamientos o temas de examen.
-
Hacer que
valoren y entiendan los distintos momentos de la Confesión.
B.
DESARROLLO
DEL TEMA
1.
Introducción [5-15 minutos]
1.1.
Puede ser conveniente que se empiece esta sesión interrogando sobre los
temas anteriores. Algunas preguntas:
-
¿Qué pasa
cuando pecamos? Ofendemos a Dios y nos alejamos de El.
-
¿Qué es
confesarse?
o Sólo el sacerdote -con potestad de orden y de jurisdicción- puede perdonar los pecados,
pues Jesucristo dio ese poder sólo a ellos. No se obtiene el perdón, por tanto,
diciendo los pecados a un amigo, o directamente a Dios. Además, en el momento
de la absolución es Cristo mismo quien nos absuelve y perdona los pecados por
medio del sacerdote, ya que el pecado es ofensa a Dios y sólo Dios puede
perdonamos. El sacerdote debe guardar bajo obligación gravísima el sigilo
sacramental.
-
¿Tenemos
obligación de confesamos? ¿Es conveniente confesarse a menudo?
o Una cosa es la obligación y otra
muy distinta lo que conviene hacer si se quiere que aumente nuestro amor a
Dios. Tampoco hay obligación de besar a la madre, ni de saludar a los
amigos, ni de comer todos los días..., pero cualquier persona normal lo hace.
Si queremos progresar en el amor de Dios, debemos confesamos a menudo y
confesamos bien.
1.2. Comentar el pasaje de la pecadora
arrepentida (Lc 7, 36-50), [15 minutos]
Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiera con
él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer
de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del
fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus
pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los secaba con sus
cabellos; y besaba sus pies y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el
fariseo que lo había convidado, dijo para sí: "Si este fuera profeta,
conocería quién y qué clase de mujer es la que lo toca, porque es
pecadora". Entonces, respondiendo Jesús, le dijo:
--Simón, una cosa tengo que decirte.
Y él le dijo: --Di, Maestro.
--Un hombre tenía dos deudores: uno le debía
quinientos denarios y el otro, cincuenta. No teniendo ellos con qué pagar,
perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos lo amará más?
Respondiendo Simón, dijo:
--Pienso que aquel a quien perdonó más.
Él le dijo:
--Has
juzgado bien, Simón.
Entonces, mirando a la mujer, dijo a Simón:
--¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste
agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lágrimas y los ha secado
con sus cabellos. No me diste beso; pero ella, desde que entré, no ha cesado de
besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; pero ella ha ungido con
perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados,
porque amó mucho; pero aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
Y a ella le dijo: --Tus pecados te son perdonados.
Los que estaban juntamente sentados a la mesa,
comenzaron a decir entre sí: --¿Quién es este, que también perdona pecados?
Pero él dijo a la mujer:
--Tu fe te
ha salvado; ve en paz.
Destacando:
-
Aquella
mujer está arrepentida de sus pecados. Cree firmemente que Jesús es Dios y por
eso se postra a sus pies para pedirle perdón, pues a El ha ofendido con sus
pecados. .
-
Está profundamente arrepentida: llora, besa
los pies de Jesús, le pedirá perdón...
-
Jesús no la rechaza. Al contrario, acepta gustoso las muestras de
arrepentimiento de aquella mujer.
-
Al final
le dice: «Vete en paz. Tus pecados te
son perdonados. Tu fe te ha salvado».
-
Los
fariseos, al oírle, empezaron a murmurar por lo bajo y se decían: ¿Quién es
éste para perdonar los pecados? Sólo Dios puede
perdonar los pecados.
Se
puede abrir un diálogo con los chicos con estas o parecidas preguntas:
-
¿Por qué
Jesucristo perdonó a esa mujer? Porque estaba arrepentida.
-
¿ Qué
cosas tenemos que hacer nosotros para que también se nos perdonen los pecados?
Ver si saben los 3 actos necesarios para hacer
una buena confesión.
Desarrollar las siguientes ideas [15
minutos máximo]
2.1.
Condiciones para una buena confesión
Para hacer una buena confesión son necesarias 3 cosas:
examen de conciencia, decir los pecados al confesor y cumplir la
penitencia. Hay que confesarse procurando vivir bien estas disposiciones,
sin caer en la rutina, ya que cada confesión es un encuentro personal con
Jesucristo.
2.2. Examen de conciencia (Preguntarles cómo lo hacen y ayudarles a hacerla)
En este examen hay que considerar detenidamente los
mandamientos de la Ley de Dios, los de la Iglesia y las obligaciones del propio
estado personal.
Normalmente el examen debe ser breve, lo que no quiere
decir «superficial». Si se confiesa uno con frecuencia será más fácil hacerlo,
como es más fácil confesarse bien cuando uno se examina habitualmente.
2.3 Cumplir la penitencia (Insistir en que cumplan en seguida la
penitencia)
La penitencia impuesta por el confesor es para
satisfacer la deuda debida a Dios por el pecado. Es muy bueno que, además de
cumplida en seguida, el penitente procure libremente hacer por su cuenta otras
obras que le ayuden a sentir y reparar el pecado. Si teniendo intención de
cumplir la penitencia, luego no se cumple, la confesión es válida, aunque este
incumplimiento puede ser grave o leve según los casos.
2.4. Normas
prácticas sobre el modo de confesarse (Ir preguntando cómo las
viven y corregir posibles errores u omisiones)
a) Antes de la confesión. Es bueno rezar alguna oración preparatoria, por
ejemplo: «Ven, Espíritu Santo, ilumíname para que pueda conocer bien todos mis
pecados. Ayúdame para que tenga verdadero dolor de mis pecados, los confiese
con plena sinceridad y me enmiende seriamente. Amén».
Después hacemos el examen de conciencia, nos
arrepentimos de todos y cada uno de nuestros pecados (dolor), y hacemos
el firme propósito de esforzamos para no caer en esas faltas (propósito de
enmienda). Mientras esperamos, procuramos estar recogidos interiormente
hablando con el Señor o rezando algunas oraciones.
b) Durante la confesión. En el momento oportuno nos dirigimos al
confesionario, nos arrodillamos, y saludamos al sacerdote con el saludo
habitual: «Ave, María Purísima». El sacerdote nos acoge y nos invita a la
confianza en Dios .diciéndonos, por ejemplo: «El Señor esté en tu corazón para
que, arrepentido, confieses tus pecados». Luego escuchamos con atención los consejos
del sacerdote y la penitencia que nos impone. El sacerdote nos absuelve,
escuchamos la fórmula de la absolución con el mayor recogimiento, y respondemos
«Amén».
c) Después de la confesión. Puntualmente procuramos cumplir la penitencia que
se nos ha indicado sin dejarla para más adelante. Al mismo tiempo damos gracias
a Dios por su misericordia, renovamos nuestros propósitos de enmienda, y
pedimos ayuda al Señor ya la Virgen para ponerlos en práctica.
3. Penitencial
Cuando
terminemos de explicar todo esto, les ataremos las manos [¿?] o le cargaremos
con algo de peso, tipo piedra o similar, como símbolo de que nuestros pecados
nos atan y nos pesan.
Cuando termine
la misa, pasaremos a la Iglesia, donde se hará la confesión.
Fuente: www.mercaba.org
Gracias por la orientación
ResponderEliminarKhe lendoooooooooooooooooooooooooooo
Eliminary la dinamica? :v
ResponderEliminares la imagen creo :v
EliminarMuy buena la ayuda para entrar en el tema de una buena confesión. Gracias
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